Javier Suárez Llana «Los tres meses de gobierno se resumen en toros, coches y misas»

«Parece que estamos en ‘El ministerio del tiempo’ porque si el Ayuntamiento abre una puerta es para volver al pasado»

Javier Suárez Llana

MARCO MENÉNDEZ | El Comercio

En el pasado mandato, el único concejal de Izquierda Unida -Aurelio Martín- formó parte del equipo de gobierno. Tras las pasadas elecciones, la coalición dobló su representación, pero se ha quedado en la oposición. Su portavoz municipal, Javier Suárez Llana (Santa María del Mar, 1989), analiza tanto al equipo de gobierno, que considera que supone una vuelta al pasado, como la situación general del municipio.

-Van tres meses del nuevo gobierno y ya se han desmantelado muchas de las políticas que había impulsado IU en el anterior. ¿Qué le parece? 

-Creo que no es bueno para la ciudad que un gobierno base todo su proyecto en la vuelta atrás. La única iniciativa que ha tenido fue desmantelar cosas que había hecho el gobierno anterior y que eran políticas públicas que se estaban desarrollando en ciudades de España y Europa e iban en la misma línea. Estos tres meses de gobierno se pueden resumir en toros, coches y misas.

-¿A qué lo achaca? 

-Fruto de la ola reaccionaria que sufrimos en las últimas elecciones municipales, en vez de ayuntamientos del cambio tenemos ayuntamientos de la vuelta atrás. Parece que estamos en un capítulo de ‘El ministerio del tiempo’, porque cada vez que el Ayuntamiento abre una puerta es para volver al pasado. Abrió una y volvimos a tener tortura animal en El Bibio. Abrió otra y volvimos a tener a la alcaldesa y a los concejales bendiciendo aguas y en misas varias en la ciudad. Abrió otra y volvimos a tener cuatro carriles de tráfico en el Muro.

-¿No hubo ninguna iniciativa positiva? 

-La única fue el desarrollo y ejecución de los fondos europeos, que eran proyectos del anterior gobierno con 37 millones de euros captados. Es la única iniciativa política de este gobierno que no tiene que ver con la vuelta atrás.

-Pero las políticas que puso en práctica IU tuvieron una contestación social pocas veces vista en la ciudad…

-Cuando estamos ante un cambio de modelo de ciudad, que además incide de manera concreta en los hábitos diarios de la gente, es normal que tenga unas resistencias. Pero aquí hubo la particularidad de una derecha política que azuzó la calle. Se dedicó cuatro años a las noticias ‘fake’, a la manipulación y a incendiar la calle. Eso contribuyó a generar un clima de crispación en la ciudad. Pero ese tipo de medidas, cuando pasa el tiempo, la ciudadanía las valora.

-¿Está seguro? 

-A muy pequeña escala, pasó con la avenida de El Molinón. Cuando se peatonalizó, el ahora concejal de Tráfico, Pelayo Barcia, dijo en un pleno que en cuanto volvieran al gobierno meterían las excavadoras para levantarla. Eso ahora no lo sostiene, porque tuvo una aceptación evidente por parte de la ciudadanía. Y está pasando lo mismo con la ecomanzana de La Calzada.

-Otro icono de IU es el proyecto del Piles, pero está el problema del anillo navegable. ¿Cree que será otro éxito a pesar de los enfrentamientos generados? 

-No creo que esté dando ningún problema. Lo que hay es una política ficticia alimentada durante cuatro años por los partidos de la derecha que ahora gobiernan y por el presidente de una entidad privada de la ciudad. La renaturalización del Piles tiene un respaldo social evidente y el problema con la práctica del piragüismo en el río no era un problema de IU ni del concejal Aurelio Martín y creo que eso quedó demostrado. Ahora hay un gobierno con Vox, PP y Foro que prometieron durante la campaña que mantendrían el anillo navegable y lo harían compatible con el proyecto. Pero el ministerio les dijo que, evidentemente, no era compatible.

-En realidad, no dijo que fuera incompatible, sino que no se podía incluir ahora el proyecto de los azudes hinchables…

-El anillo sí, el anillo es incompatible.

-Pero no los hinchables…

-Eso es algo que el ministerio no entró a valorar.

-¿Por qué no se incluyeron los azudes hinchables en el proyecto que se presentó a la Fundación Biodiversidad? 

-El proyecto cuenta con un anexo en el que la consultora Taxus Medio Ambiente valora varias alternativas para hacer compatible el proyecto de renaturalización con la práctica del piragüismo y desecha los azudes hinchables porque es la opción que más impacto tiene en la dinámica fluvial del río, que es lo que hay que recuperar.

-Pero se habló de las famosas cianobacterias e informes posteriores dijeron que no existía ningún problema achacable al anillo…

-No es cierto. Los informes de la Universidad de Oviedo concluyeron que era en las lagunas del parque de Isabel la Católica y en el anillo navegable. Evidentemente, no volvió a haberlas. ¿Por qué? Porque desde que en 2019 se decidiera dejar las compuertas bajadas no volvió a haber estancamiento en las aguas del río. Es decir, todo lo que se dijo, el tiempo fue demostrando que era cierto.

-¿Está satisfecho porque el proyecto esté a punto de licitarse? 

-Sí, desde luego. Vamos a tener un río renaturalizado compatible con la práctica del piragüismo. ¿Cuándo? Cuando las condiciones de marea lo permitan, igual que hay surf cuando hay olas o que se esquía cuando hay nieve.

Soterramiento del Muro

-En cambio, la situación del Muro es bien diferente. Incluso se habla de soterrar el tráfico…

-Seguimos manteniendo la misma posición. Dejamos un proyecto hecho para potenciar esta fachada marítima y la otra, porque dejamos proyecto para las dos. Hay que entenderlas de manera global. Pero lo que propone el gobierno es política ficción. Cuando Foro gobernó no lo llevó a cabo porque sabe que no puede. Cifraban el soterramiento en 60 millones y durante la campaña vimos varios estudios de arquitectura que decían que de cien para arriba. Además, implica crear una verdadera ronda norte que aísla por completo La Arena y mete el tráfico por la avenida de Castilla, Menéndez Pelayo, Eladio Carreño y toda la ronda que entra hacia el centro. Es decir, es una política hecha no para la ciudad ni para las personas, sino para los coches. Es una concepción del siglo XX.

-Otro asunto en el que fueron protagonistas fue el medioambiental, pero las cosas parece que siguen igual…

-Creo que en un primer momento se avanzó, porque hubo un cambio de actitud del Ayuntamiento y peleó para que la zona oeste tenga un plan para la rebaja de emisiones, que haya una estación fija de control en El Lauredal y que el plan de calidad del aire tenga una serie de medidas e inversiones. El problema está en el grado de cumplimiento de esas inversiones. Otro problema es el carbón que aparece recurrentemente en el arenal de San Lorenzo y que un informe del Incar demostró que el 65% de lo que aparecía no pertenecía al ‘Castillo de Salas’, sino a los tráficos que hay en El Musel, porque las terminales graneleras siguen sin cubrir los acopios y los manejos. El anterior gobierno lo que hizo fue situar la política medioambiental de verdad en la agenda de la ciudad.

-¿Confía en que el actual continúe con la política de presión al puerto para que rebaje las emisiones, tal y como aseguró la alcaldesa? 

-No lo sé. El concejal de Medio Ambiente en sus declaraciones hasta ahora marca una política continuista en materia ambiental con el gobierno anterior, cosa de la que me alegro. Pero es evidente que la descarbonización del puerto es una asignatura pendiente que tiene que liderar quien lidera el Ayuntamiento. Por lo tanto, confío en que la alcaldesa Carmen Moriyón vaya a ser exigente no solo con la industria sino también con el puerto.

-La alcaldesa también habla de buscar consensos con los grupos políticos, por ejemplo, para el desarrollo de Naval Gijón. ¿Es compatible la idea de IU con el Plan Azul del gobierno? 

-La alcaldesa pretende muchos consensos, pero el único al que ha llegado hasta ahora es con la ultraderecha para alcanzar el gobierno de la ciudad. Por otro lado, también ha conseguido un consenso de contestación ciudadana, con movilizaciones de las asociaciones feministas y de mujeres, del ámbito cultural y de defensa del asturiano, de los colectivos LGTBI y de los antitaurinos. Con lo cual, el único consenso que ha tenido hasta ahora está en la calle y es un consenso contra su gobierno.

-¿Y sobre Naval Gijón? 

-Creemos que lo que no puede haber es una actuación aislada, porque el temor que tenemos es que lo que ahí se haga contribuya a gentrificar el barrio de El Natahoyo, uno de los más degradados de la ciudad pero también uno de los que puede generar más oportunidades. Necesita un plan integral de regeneración urbana en el barrio ya construido y en lo que está por desarrollar. IU cree que en Naval Gijón hay que hacer un polo de economía azul, es un nuevo nicho de desarrollo productivo y económico de la ciudad, vinculado a industrias limpias, no contaminantes y que además tiene un motor que ya está instalado allí, que es el Acuario de Gijón. Tenemos todas las piezas para que funcione e integrarlo en el barrio.

Turismo

-¿Qué le parece el desarrollo turístico que está teniendo la ciudad? 

-Las cifras de este año baten todos los récords, pero en Gijón tenemos que definir un modelo de turismo sostenible para la ciudad. Hay un impacto que no solo son las incomodidades que podamos sufrir los vecinos, sino en los servicios público por el incremento de personas.

-¿Está de acuerdo con la petición de la alcaldesa de un plan regional? 

-Tiene que haber una estrategia regional, pero aquí no vale con lanzar el balón fuera. También tiene que haber una apuesta política en Gijón. Hablar de financiar servicios públicos es hablar de fiscalidad y los partidos que llegaron al gobierno lo hicieron con el discurso de que iban a bajar los impuestos. Entonces, ¿cómo lo financiamos? 

-¿Es partidario de imponer una tasa turística? 

-Sí y precisamente para esto. Luego ya estaría el debate de fondo sobre el modelo de desarrollo económico que queremos.

-Tras estos tres primeros meses, ¿qué espera de este mandato? 

-Si hacemos caso a estos tres meses, lo que esperamos es que sigan abriendo puertas al pasado. Si lo hacemos a la experiencia previa de Foro, podríamos hablar de cierta parálisis. Es verdad que no molestaron, pero no consiguieron sacar adelante casi ningún proyecto. Y por otro lado está que este no es un gobierno cualquiera. Yo no pongo en duda que la derecha tenga legitimidad para gobernar la ciudad, pero estamos hablando de un gobierno que tiene a la ultraderecha dentro y a lo largo de estos tres meses hemos visto cómo iban imprimiendo su agenda. Los concejales de Vox no es tanto por lo que hayan hecho sino por lo que han anunciado que van a hacer.

-Pero parece que la alcaldesa ha parado esas intenciones…

-No sé si fue parado o no por la alcaldesa, porque lo que esperábamos era una rectificación de la concejala o del concejal de turno. Eso no se produjo. Lo que vemos es lo que hay hasta ahora y eso es malo para la ciudad.

-¿Y qué espera de su labor como oposición? 

-Tenemos un proyecto que sacar adelante y estar en la oposición no significa que no lo vayamos a intentar. Nosotros no renunciamos a tener capacidad de iniciativa y de propuesta.

-¿Cree que el gobierno puede ser receptivo a sus propuestas? 

-Es algo que veremos y que tendrán que decidir ellos.

-Recientemente, la coordinadora de IU, Ana Castaño, dejó el cargo. ¿Hay crisis en el partido? 

-No. No hay situación de crisis. En el mes de enero Ana informó a la dirección de que renunciaba a presentarse a ser candidata y también a la coordinación, pero que por responsabilidad no lo iba a hacer hasta después de las elecciones. Lo que pasó el pasado 3 de agosto no fue sorpresa ni crisis.